La marihuana puede ser fumada pero no poseída en Japón.

Introducción:
Las regulaciones sobre cannabis en Japón son extremadamente estrictas, con acciones administrativas que serían inimaginables desde la perspectiva del reconocimiento de los derechos humanos en Occidente.

Situation Actual:
En Japón, si bien el “uso” de cannabis no es castigado, la “posesión”, “cultivo” y “transferencia” están sujetos a prisión. Aunque los infractores por primera vez pueden recibir una sentencia suspendida, si son arrestados nuevamente por posesión de cannabis dentro del período de libertad condicional, son encarcelados realmente en prisión.

Las regulaciones de drogas de Japón son muy rigurosas, incluso la posesión de 0.1g de cannabis lleva a arresto y un mínimo de 23 días en detención previa al juicio en prisión, durante los cuales las personas no pueden recibir visitas de nadie más que sus abogados.

Conclusión: ¿Se puede considerar esto un estado moderno?

Informe:
La postura de Japón sobre el cannabis es una anomalía en el contexto de las actitudes globales contemporáneas hacia la regulación de drogas y los derechos humanos. Mientras que muchos países han estado adoptando políticas más permisivas hacia el uso de cannabis, especialmente con fines medicinales, Japón mantiene un enfoque arcaico y punitivo que parece estar desfasado con los valores de una sociedad moderna.

La dicotomía entre el tratamiento del “uso” de cannabis versus “posesión”, “cultivo” y “transferencia” en Japón es particularmente llamativa. Mientras que el consumo no es directamente punible, las personas enfrentan severas penalizaciones por poseer incluso pequeñas cantidades de cannabis, siendo la prisión una posibilidad real. Esto no solo perpetúa un ciclo de encarcelamiento, sino que también plantea preguntas sobre la proporcionalidad y la equidad del sistema legal japonés.

Además, la rigidez de las regulaciones de drogas de Japón se extiende más allá del cannabis para abarcar otras sustancias también. Las severas penalidades por delitos menores relacionados con drogas, como la posesión de pequeñas cantidades de cannabis, plantean preocupaciones sobre la priorización del castigo sobre la rehabilitación y el potencial de consecuencias desproporcionadas, especialmente para jóvenes o infractores por primera vez.

Las condiciones inhumanas de la detención previa al juicio en las prisiones de Japón, donde las personas pueden ser retenidas durante semanas sin acceso a familiares u otros visitantes, resaltan aún más la dureza de las políticas de drogas del país. Tales prácticas no solo socavan los derechos de los individuos, sino que también no están alineadas con los estándares internacionales de justicia y derechos humanos.

En conclusión, el enfoque de Japón hacia la regulación del cannabis y la política de drogas plantea serias preguntas sobre su compromiso con los principios de justicia, equidad y derechos humanos. En una era en la que muchos países están reevaluando sus políticas de drogas para priorizar la reducción de daños y la rehabilitación, la adhesión firme de Japón a medidas punitivas parece cada vez más desconectada con las normas y valores globales. Como tal, es imperativo que las autoridades japonesas reconsideren su enfoque y exploren estrategias más humanas y basadas en evidencia para abordar los problemas relacionados con las drogas en el país.

Ahora averigüemos cómo fumar sin posesión.